Se llamaba Carlos y era natural de Amberes.
Para gestionar estos bienes y asegurar el cumplimiento de los fines de la donación se estableció en Madrid la Real Diputación de San Andrés de los Flamencos, Fundación Carlos de Amberes, que de manera ininterrumpida se ha mantenido a lo largo de los siglos desafiando los avatares de la historia que la privaron de sus recursos originarios, mientras la evolución de la sociedad eliminaba algunas de las razones que le dieron vida. Cabe resaltar el patronato de la Corona de España a la Fundación Carlos de Amberes desde 1608.